sábado, 28 de enero de 2012

No lo sé

No sé por qué me quedó grabado en la mente durante años que el autor Juan Marsé no corrige lo que escribe, no cambia una palabra, no se echa para atrás; creo que haría falta mucho oficio para ello. Hoy dudo que sea verdad, seguramente corrija y corrija hasta que quede satisfecho.

En mi experiencia personal, siempre he corregido, pero aspectos puntuales. De un tiempo a esta parte he dejado de preocuparme tanto por crear volumen en la obra y hago y rehago hasta que me quedo a gusto después de tirarme de los pelos unas cuantas veces. La conclusión es que creo que favorece al resultado.

A lo largo de la historia ha habido autores que corregían hasta el extremo, como Flaubert, y otros que se centraron más en crear una ingente producción: creo recordar el ejemplo de Balzac. Ello me lleva a reflexionar también sobre la extensión de la obra literaria: he leído las grandes novelas de Tolstoi, Guerra y Paz y Ana Karenina, y me han encantado. Sin embargo, uno se da cuenta de que un texto, extenso pero no tanto, como Crimen y Castigo, de Dostoievsky, también le llena. Ahora me planteo qué libros ir eligiendo de entre los que conservo sin leer y a los que tengo ganas. Quizá el que más me apetece es Los Hermanos Karamazov, pero es tan largo que echa para atrás. Otra opción es El Hereje, de Delibes, de extensión aceptable, o Juegos de la Edad Tardía, el libro tan recomendado de Luis Landero, que quizá todo filólogo hispánico debiera leer. No lo sé.

sábado, 21 de enero de 2012

Alimentación

Tras una comida temprana y un paseo con el sol álgido, me pongo a escribir sin un horizonte claro en el tema a tratar. Se me ocurre hablaros de lo siguiente: mucha gente cree que la literatura minoritaria, en general el arte, es aburrida y carente de interés, incluso de valor. Tiene ante sí la zancadilla de la escasa comercialidad debido precisamente a esa falta de público. A mí me gustaría que todas estas obras fueran elevadas y a la vez accesibles. Sin embargo, no es así. Quizá sea porque se necesita un plus de educación para llegar a comprenderla, quizá sea que ciertos artistas pecan de pedantes o enrevesados. Sin ir más lejos, hace poco he visto la película Zodiac. Todo me pareció correcto: trama, profundidad, buenas interpretaciones. Cuando acabé de verla estaba convencido de que había visto una obra que lograba los objetivos del arte y del encuentro con el público. Sin embargo, al poco tiempo, me encontré con un comentario llamativo: "¿Parece una película un poco plana, no?" Plana, lineal. Yo creo que echaba de menos los golpes de efecto o la espectacularidad. De modo que así estoy, debatiéndome entre lo humano y lo divino mientras otros estarán despreocupados viendo series televisivas o cine comercial pero cocinando de maravilla, arte que personaje tan elevado como quien a ratos se pone pedante con vosotros, aquí al teclado, arte que uno domina de forma rutinaria y totalmente recriminable. ¿Es más importante la cocina que el arte? La verdad es que, consideraciones de que la cocina sea un arte o no aparte, yo creo que sí es más importante. Pero cada uno es como es y a mí me alimenta aquél mundo tan peligrosamente intelectualoide o tan maravillosamente sobrecogedor.

domingo, 15 de enero de 2012

Millenium

Un frío domingo por la mañana, cuando la conciencia va despertando y despide al sueño, uno se resiste a moverse de la cama donde tiene la seguridad de permanecer un poco más calentito que, ayyy, si se sacude de encima las sábanas. Una vez hecho, desayuna y espabila. A estas horas, un rato después de comer, se reúne con su blog para hablar de una película que ya os anuncié, aunque no creo que tenga problemas de publicidad. Se trata de la versión estadounidense de Millenium, primera parte. Lo cierto es que de las versiones autóctonas la que más me gusto fue, quizá, la primera entrega. Debo decir que ver la película americana con la anterior en la memoria hace que el film sea algo más previsible, pues hay coincidencias inevitables de argumento. Aun así, creo que esta versión es mejor, y los actores están muy bien. Sin embargo, sigo pensando lo mismo en cuanto al personaje de la Salander: Noomi Rapace lo bordaba en la versión precedente.

domingo, 8 de enero de 2012

Hablando de cine

El otro día vi, con mucho retraso, la película American History X, con Edward Norton. No me pareció una obra maestra, pero sí una película muy notable que nos hace ver ciertas realidades, suburbiales y no tanto, de cerca. El extremismo al que puede llegar un adolescente maleable. El coprotagonista de la película es Edward Furlong, que se hiciera famoso por encarnar al chaval de Terminator 2. Ahora, me quedan las ganas de ver Zodiac, una película del director de Seven y La Red Social con Robert Downey Jr., que promete ser buenísmima. Este mismo director estrena en breve en nuestro país la versión Hollywood de Millenium. Será difícil identificar como la haker gótica a una actriz distinta de Noomi Rapace, que a mi parecer lo bordó. Pero los implicados en la nueva versión prometen presentar batalla. Hoy la cosa ha ido de cine...

lunes, 2 de enero de 2012

Cercanía, apetito y tranquilidad

A falta del día de reyes, que por aquí no celebramos demasiado salvo por el hecho de tratarse de un día festivo, las navidades han estado llenas de cercanía y calor de los seres queridos. Hacía tiempo que no disfrutaba yo, de una manera tranquila, relajada y consciente de la grata compañía en estos días. Las cocineras han vuelto a superarse en su empeño, aunque bien es cierto que mi tío es un buen cocinero y debería haber más género masculino con protagonismo en estas fechas. No es que no haya cocineros en mi familia,los hay. Pero las mujeres copan el protagonismo. Yo, por mi lado, sigo teniendo como talón de aquiles la cocina y como debilidad el buen apetito. Además, estoy contento porque no es que haya engordado demasiado estos días. Y he disfrutado de una furtiva tarde de amistad y fotografías, la lectura completa de Madame Bovary, que me ha gustado aunque al principio me pesara un poco el libro, y, lo mejor, ahora estoy leyendo a Vargas Llosa, en versión ensayo. Mucho rendimiento a estos días de fiestas, que se despidieron ayer con los tradicionales mensajes de año nuevo y, un rato antes de irme a dormir, pasar olímpicamente del telediario para disfrutar, tranquilo y a oscuras, de la música que iba cayendo de la radio.