viernes, 30 de noviembre de 2012

Del Cervantes, el inédito y la fuerza del sol

Veo la portada del periódico y descubro que le han dado el premio Cervantes a Caballero Bonald. Le vi en una entrevista y se me hizo un tipo culto, muy culto, sí; que había estado en los saraos de su época, pero trasnochado. Además, aunque ello no tiene una relación directa con la calidad de su escritura, me dio la sensación de que era relativamente fácil encontrar a alguien más simpático. Parece que su último poemario, un solo y largo poema de 3000 versos de hecho, ha alcanzado elogios de la crítica. Yo creo que, siendo el Cervantes reconocimiento a la obra de toda una vida, tiene cierta coherencia otorgárselo a este hombre de 86 años. Pero, es inevitable, uno se pregunta si no tiene algo de absurdo esperar a que un individuo alcance una edad tan avanzada para darle un reconocimiento a su obra. Con todos los respetos hacia el autor, un poco más y no llegan.

Lo dicho, en referencia a autores sagrados y consagrados. Por lo que respecta a este humilde aprendiz, me confieso feliz por haber alcanzado un simbólico número de páginas escritas en una novela que me ocupa desde octubre del año pasado. Si antes la lectura me proporcionaba mucho placer y la escritura más bien sufrimiento, ahora disfruto con mi creación, voy adquiriendo herramientas muy útiles gracias al debate y el consejo experto y me creo ilusiones. Soñar es gratis.

Miro por la ventana y la luz lo invade todo. El frío no me afecta tanto como un día gris o la noche demasiado tempranera. A mediodía, con frecuencia me calzo las zapatillas y salgo a correr. Es el momento del sol, de las calles con contados personajes, quizá aquella hablando con el otro mientras sus perros juegan en el parque, o uno sentado en un banco mientras se come su bocadillo. Hoy hace sol, pero será cuando se haya ido el momento que espero desde la mañana con expectación e ilusión. Quizá sea que hay maneras de darle luz a la noche.

viernes, 23 de noviembre de 2012

A vueltas con la novela

Se abre la veda: llega el fin de semana. Hay quien aprovecha para hacer deporte: yo me apunto al paseo y la literatura. Por cierto, en el curso para novelistas, al que asisto encantado, me sugirieron que leyera El Retrato de una Dama, de Henry James. Un clásico del siglo XIX. Ya llevo medio libro y me veo reflejado en que lo que escriben muchos autores parte de una anécdota un tema o un torrente de su propia vida. En el caso de James está presente el cosmopolitismo, la dualidad EEUU-Europa como conflicto de valores y algún personaje familiar, en quien se inspiró para escribir la novela.

Por lo que respecta a la novela que motivó la recomendación arriba mencionada, llevo escritas una buena cantidad de páginas, aunque tiendo a ser un escritor que dedica el tiempo con intensidad a la escritura. No escribo, al menos en estos momentos, palabras a raudales por el sencillo motivo de que encuentro más fresca esta forma de escribir: escribir desde la emoción, desde la intensidad, hace que me desgaste más.

Siempre ha habido escritores muy productivos y otros menos. Un ejemplo de escritor productivo sería Balzac, al que no he leído, o el propio y maravilloso Dostoievski. Ejemplo de prosa escasa ha sido Juan Rulfo. Esta reflexión me conduce al mundo de la música, donde la diva Adele ha anunciado que no se espere de ella un album nuevo en breve, como sucede en otros muchos casos de grupos musicales: ella, dice, necesita tomarse su tiempo para madurar un buen proyecto. Yo no sé hasta dónde llegaré con el mío, pero estoy encantado por la extensión que ya he alcanzado en un tiempo razonable sazonado de lecturas formativas. Además, me siento como si no hubiera ni mucho menos perdido el rumbo de la novela, novela que puede acabar simplemente siendo un borrador para una más depurada. Ya veremos. En el curso me han dado alguna que otra idea que me devuelve a mi estilo lento tras haber seguido recomendaciones de la escuela best seller: polos que se oponen. Podré hacer una síntesis de las dos líneas y sacar mis propias conclusiones. En fin, buen fin de semana y felices lecturas para los lectores, feliz almuerzo para los muy gourmets, y feliz descanso o aventura al resto.

viernes, 16 de noviembre de 2012

El protagonista y la lectora

Hoy mi abuela materna, a la que en catalán se llama iaia; pues la iaia, cumple ochenta y seis años. Se la ve entre lanzada y algo mustia. Con los dolores y molestias que esconde su edad pero sin elevar demasiado el tono para quejarse. Planea su vida futura sin miedo a decir que, por ella, mejor que le queden un par de años. Que ella no quiere que se le prolongue demasiado la vida.

Recientemente, he leído un libro sobre un anciano, y me ha tomado el relevo ella, la iaia, para entrar en lo que a mí me llega el aroma de una conversación silenciosa con el libro. Son gentes que se entienden, el protagonista y la lectora, y, como decía antes, ella lo lee sacándole provecho a lo que puede decirle la historia de una voz anciana. Quizá, tratándose de una persona más joven, sea una lectora más protectora o condescendiente. La iaia no entiende de condescendencias y disfruta del rato hablándole al personaje de tú a tú.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Católicos sí, católicos no.

Me sorprendió relativamente, pero me sorprendió, que mi admirado Miguel Delibes fuera un católico confeso, padre de una gran prole. Sin embargo, me ayudó a entenderle y a admirar aún más su integridad al recordar la última novela que escribió: El Hereje. No tiene desperdicio, y me abrió la inquietud por Lutero y Erasmo.
Un católico recalcitrante y en una línea más que aparentemente extrema me ha dejado en vilo los últimos días, cuando las elecciones de EEUU anunciaban un empate técnico entre Romney y Obama. No voy a descubrir que Obama me cae bien, así que es evidente que me llevé un alivio al saber que la mayoría de su país había elegido una línea continuista hacia, a mi modo de ver, el progreso. Queda por saber el margen de maniobra que le dejará ese Congreso en manos del partido rival que tiene la virtud de atenuar el presidencialismo de un país. Pero parece que ahora mismo los republicanos tienen que encontrar una nueva brújula.
Mañana es viernes y, acercándome a la despedida de vosotros hasta la semana que viene, os confieso que es para mí un día especial por las gratas tareas que me ocupa. Es un día de humanidad y aprendizaje. Y eso, unido al deseo de ver uno que otro día a seres cercanos, es buena materia prima para quien sueña con el arte de la novela, del cuento o de la filosofía. Que tengáis muy buen fin de semana.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Diversión

Uno no se cree todavía que su compromiso con el ejercicio físico vaya pasando de un romance a una relación formal. Antes de respirar, como casi despidiéndose de esa sensación, el tranquilo ambiente pueblerino, se ha metido urbe en vena, con menos banderas esteladas pero el catalanismo, para mí tan exacerbado como el españolismo, presente. En ese ambiente de urbe, quizá por la magia de Halloween, una tradición tan poco española que ahora tiene tanto éxito por aquí, uno ve a superwoman, una superwoman de nuestros tiempos con top, con vientre desinhibido que hace juego con sus largas piernas que se desentienden de la minifalda de superhéroe. También tenemos a Cleopatra, no te creas. La noche es marchosa, carnal, divertida. Incluso hay, oh dilema, tres hombres rodeando a una mujer de silueta cuidada y atrevida, que juega con ellos estimulando sus fantasías para luego desaparecer sin presa. No le habrán convencido, bestiario había. Entretanto, imaginemos que el paparazzi, o la paparazzi, quién sabe, va inmortalizando en imágenes digitales a una suerte de joven Orson Welles que queda protegido por una blanca, clásica silueta detrás mientras se toma una cervecilla. Qué tendrá el paparazzi para saber extraer lo que se esconde en el alma de su objetivo. Quizá haya recurrido al truco de hacer que Welles asome a la inconsciencia con un par de copas. Al menos, si el gran director ha sido víctima de fotos robadas en el gran teatro de Halloween, que disfrute su vista de una bella silueta mientras, cuando no es pillado a traición, mira hacia la cámara. Qué tendrán las mujeres para obsesionarse con su físico cuando a cada cual la naturaleza le ha dado el suyo, que en su particularidad es hermoso. Otra cosa es que la dama se nos cuide con una vida saludable. En fin, diversión. No hay que quejarse.