jueves, 11 de julio de 2013

Disfrutar del verano

Con el verano, mucha gente ve entrar en su estado de ánimo una felicidad derivada de días más largos, vacaciones cercanas o ya presentes, jornadas intensivas... Sin embargo, luego llega el momento en que el día empieza a ser más corto, la temperatura más ligera (si bien este año estamos viendo cómo se revela contra las más lógicas predicciones para el estío), y una ligera tristeza por el carnaval que se esfuma aparece.

Pero no es todo tan malo, al menos para mí. El calor del verano está bien un rato: odio las temperaturas tan altas, los sudores, no poder caminar por la calle tranquilo hasta la encantadora media tarde en que la brisa hace acto de presencia. Hecho de menos algún aguacero, una camisa de manga larga. Con lo tonto que insinuaba que se está poniendo este verano es posible que logremos esa fiesta de mezclar las temperaturas calurosas con otras más moderadas y algunas lluvias.

En cuanto a las opciones para las fiestas, a veces más que un hotel en la playa quien se lo pueda permitir, apetecen cosas más cotidianas como una obra de teatro, una cena en la terraza de casa si tienes terraza (no nos pongamos catastrofistas pensando en la casa, intentemos pensar que estamos de vacaciones): buena compañía, disfrutar de tu ciudad, pasear mientras arreglas el mundo conversando con tu acompañante. Disfrutar de los placeres del cariño, ser lascivo. En fin, que también es la época para un buen libro y no necesariamente hay que gastarse dinero para disfrutar de la vida.

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