jueves, 29 de agosto de 2013

Paréntesis

Vamos creciendo, cambiamos, nos volvemos más complejos y a la vez vemos algunas cosas más claramente. El camino de la vida se nos antoja lleno de momentos y matices: de felicidad, alegría, tristeza, ansiedad, miedo, valentía, angustia, euforia... El camino de la vida también se nos presenta muchas veces como un trayecto rutinario en el que tenemos que seguir leyendo las letras de la vida presentadas ante nuestros momentos de reflexión un rato por la tarde mientras vamos hacia el metro o por la mañana mientras miramos aburridos por la ventana. En esta España nuestra tan perdida, hace falta tener un espíritu valiente, soñar con proyectos y tratar de esbozarlos hasta que cobren forma. El deporte o la cocina son tópicos ejemplos para un montón de vidas que vemos todos los días por la calle, observándolas y creándonos una ligera opinión, y que conforman el entorno, la compañía más cercana o más lejana, de nuestros barrios, pueblos, ciudades, país. Miremos allende las fronteras de nuestra mente y nuestra geografía, y reivindiquemos lo genuino de nuestras raíces, de nuestras familias, de nuestras amistades, de nuestras parejas. Vivir y dar vida. Me despido de vosotros hasta dentro de tres semanas deseándoos una feliz vuelta a la rutina, semanas felices. Os buscaré fiel entonces en este blog que nació un verano como el que ahora acaba.

viernes, 23 de agosto de 2013

Cómo comer

Dicen que no hay nada como comer en casa. Sin embargo, quién negará que es más cómodo que te preparen la comidita en un restaurante, que te agasajen y no tengas que limpiar platos ni cubiertos sucios. Simplemente comer, conversar y salir tan contento del restaurante... ¿Tan contento? Corriendo los tiempos que corren, uno, ya puesto, busca un restaurante con comida que, si no es la de casa, sí sea decente y a buen precio. Si es un menú que permita tragar saliva sin problemas antes de cruzar el umbral del restaurante mejor que mejor. Comes, conversas, si hay suerte y tu acompañante no es de mucho comer te acabas su plato, sacrificas el postre en favor del café viendo ya venir la cuenta y, cuando te levantas de la mesa hacia la caja y aquella dependienta que no te ha hecho ni caso mientras esperabas al café va solícita a cobrarte, te suelta el mandoble de una factura con suplemento por el plato de tal o cuál cosa en lo que no habías caído. Pagas dejando una propinilla de sonrisa postiza y te vas a hacer la digestión paseando un poco, con un pequeño remordimiento por el bolsillo un poco más vacío y la repentinamente recuperada sensación de que comer en casa no es sólo mejor, sino más barato... pero con ese hueco de complacencia para disfrutar de la sensación de que has sido un pequeño sibarita y eso, aunque las atenciones y los sabores hayan quedado atrás, está en sustancia todavía iniciando su recorrido por tu estómago.

jueves, 15 de agosto de 2013

Y un rostro para enmarcar

Sorprende cómo la vida repite el lugar común cuya cantinela hemos oído siempre y llegamos en algún momento de nuestras vidas a experimentar. La juventud atrae al sexo opuesto muchas veces por la frescura de su cuerpo, su vivacidad inocente, un punto quizá ingenuo que la hace más maleable. En cambio, si miramos hacia arriba en la franja de edad, vemos cuerpos que ya han pasado su mejores momentos, a los que no sienta tan bien un escote o una camisa más ceñida de lo necesario para no delatar la curva de la felicidad. La mujer madura, el hombre maduro, han dejado normalmente atrás inocencias y sueños desproporcionados para encontrar un punto más realista en la vida, donde le piden cosas más normales, reales, y han podido conformar una mente más equilibrada. Siempre está, sin embargo, quien no sabe madurar y siempre estará en una nube, o el o la joven precoces en su lucidez, serenidad, sorprendentes quizá en su valentía. Así, no extraña a nadie el caso del viejo inmaduro que se lía con una joven embelesada por su status, de la misma manera que uno recuerda con una grata sonrisa al anciano escritor José Saramago que pasó los últimos años con una mujer mucho más joven que él con la que se complementaba a las mil maravillas. Y todo esto cuando al hombre que soy yo se le va esfumando poco a poco el calor del verano y con él los bellos cuerpos juveniles que hacen un regalo a la vista o la elegancia nocturna de una mujer madura ataviada con un hermoso vestido negro, collar y un rostro para enmarcar.

jueves, 8 de agosto de 2013

Telegráfico

Jueves. Lluvias nocturnas. Ha clareado, la temperatura se ha suavizado. Noche de insomnio, excitación. Despertar repentino: una llamada tempranera. Recuerdos de una película de culto vista recientemente en reposición en cine: contraste: valorar el tacto, el calor, el cariño. Expectativas. Todo un mundo: escribir ficción. El buen lector y el lector mecánico, de consumo, insensible a la calidad artística de la novela, tan solo guiado por el márqueting, las ventas, el boca a boca grandilocuente. Un libro complejo, casi ilegible: si puedes bien, sino no hay que flagelarse. Noche, música clásica a bajo volumen, sueño. Calma y pausa. La complejidad y la riqueza del trato humano, puede invitar a un mundo de ficción. Sentimiento filial, sentimiento de pareja, amistades, un bebé al que ves crecer a marchas forzadas mientras su madre le da ora de mamar, ora la papilla. Nos vemos.

jueves, 1 de agosto de 2013

Graduarse en vacaciones

Escucho ahora en la radio a un niño de doce años pidiendo la canción Mrs. Robinson, de Simon & Garfunkel. El locutor le indica que es la banda sonora de una película llamada El Graduado, qué aventura vivirá el crío cuando vea al joven Dustin Hoffman seducido por los placeres del morbo femenino. Y es que se vive un ambiente vacacional en todos lados, con las ciudades vacías. En la ciudad en la que vivo tan solo son fieles figurantes los turistas, bien sean nórdicos bronceados como cangrejos o japoneses que se gastan un pastón en comer marisco sin saber cómo comerlo correctamente.

Es una tentación pensar en aplazar las vacaciones para la temporada baja, cuando no habrá tanto follón en los lugares de turismo y será todo más asequible. Un viaje solo, en pareja o con un amigo, en grupo... En cualquier caso, tarde o temprano, viajes que nos permitan desconectar de falsos valores como el éxito profesional a toda costa, vernos deslumbrados por ricos de programa del corazón, guapas de anuncios de champú o futbolistas sobredimensionados. Respirar, comunicarse con el otro y con la naturaleza, vivir.

Feliz inicio de las vacaciones a quienes las hayan estrenado hoy.