domingo, 18 de diciembre de 2016

Premonición de la Navidad


Paseando por desiertas calles otoñales, haciéndose camino entre las hojas caídas, fue recomponiendo su alicaído estado de ánimo. Una leve punzada y ciertas expectativas le habían reconfortado ya un poco. Algo de reflexión serena y le vino a la mente la cercana Navidad. Perplejo porque la costumbre le llevaba habitualmente al decaimiento en tales fechas, esta vez su ánimo se iba agitando al pensar en las reuniones familiares con padres, hermanos y descendencia varia. Vibraciones de su atmósfera emocional: señales palpables o premoniciones dotadas de espiritualidad, el caso era que sentía ya esa morriña por la familia antaño arrinconada. Adiós, se decía, a pensar en su profesión de pensador del pensar de los demás durante un par de semanas; adiós a curar las penas del alma con la destreza de un bisturí que no permitiera agrietar con ellas la propia. Serían, sí, días de placer junto a la chimenea, escuchando a Mozart mientras tertuliaban con puros y cognac y la jarana de los chavales muy al fondo. Parecía que, esta vez sí, se acercaba de nuevo la Navidad. Tomó conciencia, las teclas de su corazón empezaron a resonar con ritmo vivo… seña de que la melodía del cariño se estaba afinando ya para tan señaladas fechas.